Las excusas más comunes que tu cerebro inventa para no tomar acción y que probablemente crees
¿Cuántas veces has pospuesto una actividad con la justificación más original? ¿Alguna vez creaste la mejor excusa para saltarte tu rutina de ejercicios? ¿Qué tal esa excusa que diste para seguir comiendo chocolates?
Todos los humanos tenemos cierta tendencia a justificar aquellas acciones que deben ser cambiadas con alguna original excusa que nos haga sentir mejor. Nuestro cerebro es una máquina de creatividad cuando se trata de inventar excusas, y lo peor es que creemos que son ciertas.
Conocer algunas de las excusas más comunes, es la mejor herramienta para ganar la batalla y lograr tomar acción. ¿Quieres saber cuáles son o lo vas a dejar para luego?
“Es solo tu forma de pensar lo que decide si tendrás éxito o fracasar” Henry Ford
Típico.
Te has propuesto empezar el hábito de hacer ejercicio. Estás muy entusiasmado porque sabes que es bueno para tu salud y para librarte de esos kilos de más. Compraste ropa deportiva nueva para tener motivación extra y te apuntaste en un gimnasio que queda cerca de casa. Estas totalmente decidido.
Tienes el plan perfecto: Después del trabajo, me cambio y voy directo al gimnasio por lo menos unos 30 minutos.
Como lo dicho, llegas del trabajo después de un día muy muuuuy estresante. Tienes tu ropa deportiva a la vista como recordatorio de tu sesión de ejercicio. Llego el incómodo momento de tomar acción.
Te sientes tan cansado, que te dices a ti mismo: “Me recostaré en el sofá solo un momento para cargar mi energía y entonces poder ir al gimnasio”.
Pasan algunos minutos y tú cerebro empieza a pensar en la mejor excusa para posponer esa sesión en el gimnasio: “Hoy estoy muy cansado, tuve un día pesado y si voy al gimnasio seguramente mañana me encontraré aún más exhausto”
A esa excusa la sigue esta, solo para darle más credibilidad a la anterior: “Lo mejor es que me recupere hoy y mañana tendré mucha energía para el gimnasio. Sí, mejor mañana…»
¿En serio crees que mañana será diferente?…
Otra situación bastante típica, ocurre en el trabajo:
Tienes en puerta, la entrega de un reporte importante, el cual puede ser decisivo para impulsar tu carrera hasta el cielo. Pero, hay un problema: requiere de demasiada atención y esfuerzo para terminarlo. Necesitas comenzar un hábito de trabajo diario.
La buena noticia es que tienes mucho tiempo para hacerlo, sin embargo, cada día que pasa encuentras alguna excusa para posponerlo: “Hoy tuve una junta que no pude cancelar”, “Contestar este correo es urgente”, “Tomar el café con los colegas es necesario para una atmósfera agradable”, etc., etc.
¿Hasta cuándo seguirás engañándote a ti mismo? ¿Cuándo tomarás acción?
Cuando tratamos de formar y mantener hábitos, buscamos alguna justificación para no cambiar y mantener este hábito en particular durante esa situación particular.
Las cosas se complican porque el cerebro se vuelve cada vez mejor en dar excusas. Creando una cadena interminable entre una y otra.
Sin embargo, la buena noticia es que, si identificamos cuales son estas excusas, podemos rechazarlas y tomar acción.
Pero antes de saber cuáles son los tipos de excusas, es necesario saber por qué tenemos esta tendencia de posponer.
¿Por qué posponemos el momento de tomar acción?
Gracias a nuestro cerebro tenemos la capacidad de crear planes, recordar, tomar decisiones, sentir, etc. Se trata de nuestro mejor aliado para enfrentar la vida y sobrevivir, pero a veces parece como si fuera nuestro propio peor enemigo
Enfrentar la incomodidad que el cambio implica es difícil para nuestro cerebro. Por eso, continuamente posponemos esta situación con excusas bastante “racionales” convenciéndonos a nosotros mismo de que no es el mejor momento para tomar acción.
El cerebro humano es tan perezoso a la hora de incorporar un nuevo hábito que de plano nos engañará a fin de posponerlo.
Existe un término, para describir el efecto que causan las “tareas no completadas” en nuestro cerebro. Este término es llamado: El efecto Zeigarnik
Parece que es la naturaleza humana completar lo que empezamos y si no está terminado, experimentamos disonancia o un grado leve de dolor 1.
Dejar inconclusa una actividad genera una carga de culpa y decepción. Tu cerebro guarda esta información negativa, tomándola en cuenta en el futuro.
Lo que influye considerablemente en tus decisiones. El cerebro prefiere no empezar una actividad, porque recuerda que es probable dejarla incompleta y así ahorrarse el dolor que implica.
Lo mismo ocurre a la inversa: al completar una tarea con éxito el cerebro, logra guardar esta información como positiva (vale la pena recordar en el futuro). Y como puedes ver, esto influye en tu decisión a la hora de empezar una tarea nueva. Ese registro positivo impulsa el empezar y continuar una actividad 2.
Somos seres completamente racionales, buscamos una explicación concreta del porque tomamos ciertas decisiones. En muchos casos, no encontramos la verdadera razón que explique porque posponemos cierta actividad. Por esto, el cerebro crea una excusa, completando esa explicación faltante.
Las excusas generan una explicación relativamente lógica y provisional del porque actúas de una u otra forma, generando un alivio temporal.
Sin embargo, estos son algunos de los verdaderos motivos del porque posponemos.
Esta es la verdad detrás de tus excusas
- Queremos gratificación instantánea. Descansar en el sofá es más cómodo en este momento que salir a hacer ejercicio. Checar el correo o Facebook es más fácil ahora, que hacer ese proyecto que has estado posponiendo. Comer pastel de chocolate es más sabroso en este momento, que comer una ensalada de verduras.
- Tememos miedo a algo. Miedo a no hacerlo correctamente, miedo a fracasar, a lo desconocido y el más importante miedo a no lograr terminar con éxito. Eso nos hace querer posponerlo, haciendo algo sencillo y seguro en su lugar.
- Posponer algo es fácil: No hay consecuencias negativas inmediatas. Seguramente vamos a pagar por ello más tarde, pero por ahora, nada malo pasará. Es muy fácil saltarte esa actividad, permanecer en esa zona de confort y ahorrarte el dolor de no haberla concluido.
- Sobreestimar nuestra productividad futura. Tenemos una larga lista de cosas que planeamos hacer, y pensamos que está bien posponer las cosas, porque vamos a hacerlo más tarde y aún mejor que ahora. Creemos que seremos increíblemente productivos y estaremos mucho más concentrados en otro momento, que ahora mismo. Pero cuando llega ese futuro seguimos sin poder acabar, o peor aún sin lograr comenzar.
- La recompensa es todavía inalcanzable. Lograr tener el cuerpo que quieres, no se logrará con una sesión de ejercicio. Es la constancia lo que genera la recompensa. Pero en este momento aún está lejos de tu alcance inmediato. Por el contrario, posponer el tomar acción conlleva una recompensa inmediata.
Y la lista puede seguir…
Pero, el verdadero problema es que creemos en nuestras propias excusas.
Lo que las convierte en un gran obstáculo, frenando nuestras intenciones por cambiar.
Entonces, ¿cuál es la solución a este problema?
La única solución para dar marcha al cambio e incorporar en tu vida los hábitos correctos, no es la motivación, ni la recompensa, es simplemente tomar acción constante y reconocer cuando esas excusas están apareciendo.
Una forma simple de lograrlo es conocer cuales son las más comunes.
¿Cuáles son las excusas más comunes que probablemente crees?
Tu cerebro siempre encontrará buenas excusas, matando el estado inicial de flujo y descarrilar tu camino hacia el inicio de esa actividad.
El objetivo es conocerlas para poder detectarlas a tiempo y sobreponernos a estas excusas en tiempo real, remplazándolas con acción.
Así como existen motivos de porque creamos estas excusas, también existen miles tipos de excusas.
Sin embargo, a continuación te tengo la mejor clasificación que abarca muchas de las excusas más comunes, para que así no te tomen por sorpresa y aprendas a identificarlas a tiempo.
- La excusa de la falsa decisión: Este tipo de excusa involucra la toma de una decisión respecto a dos situaciones que no tienen nada que ver una con la otra.
Por ejemplo: “Hoy no puedo hacer ejercicio porque tengo que lavar ropa”, “No me lave los dientes antes de salir porque tuve que tender la cama”
¿En realidad tomar una decisión implica descartar la otra actividad?
- La excusa del después lo hago: Esta es sin duda la más común. Y como su nombre lo dice implica posponer para luego una actividad a como de lugar.
Por ejemplo: “No importa que hoy me tome esta coca cola, porque mañana empiezo con la dieta”, “Mañana dejo de fumar, pero hoy puedo fumarme estos últimos cigarritos” “Tomaré esta taza de café y entonces empiezo a trabajar con el reporte”
¿En verdad mañana será diferente?
- La excusa de no tuve otra opción: Aunque es cierto que en algunas ocasiones podemos perder el autocontrol, en la mayoría de las excusas solo buscamos una explicación lógica del porque lo hicimos.
Por ejemplo: “Todos estaban fumando en la fiesta, no lo pude evitar” o “Alguien trajo pastel a la reunión, tuve que comerlo, que iban a pensar de mí sino lo hacía”
¿En realidad no tuviste otra opción?
- La excusa de la excepción: Es verdad que existen ciertas excepciones que son reales, pero creo que puedes ver la diferencia cuando nos decimos algo para hacer valer esa excepción.
Por ejemplo:“Está lloviendo y no puedo hacer deporte”, “Estoy de vacaciones y puedo tomar todo el alcohol que quiera” “Hoy no cuenta porque es fin de semana”.
¿Crees en verdad que es una excepción válida?
- La excusa de la mentira descarada: Este tipo de excusas son increíblemente ilógicas. Nos planteamos un razonamiento que no explica para nada la situación y aún así nos convencemos de que es verdad.
Por ejemplo: “Puedo comer esto porque aquí dice que es dietético” o “yo no necesito hacer ejercicio porque tengo buena genética”, “Yo como muy sano, tengo sobrepeso porque soy de huesos anchos», «Yo no tengo ningún otro vicio, solo fumo para relajarme»
¿En serio es ese el verdadero motivo?
- La excusa del yo no fui: La mejor forma de deslindarnos de una responsabilidad es echarle la culpa a alguien más o algo más fuera de nuestras manos.
Por ejemplo: “Yo quiero terminar ese proyecto, pero la computadora que tengo es demasiado lenta”, “Tengo toda la intención de salir a correr pero mis tenis no son especiales para correr”, “Quiero comer mejor, pero mi jefe no me paga lo suficiente”
¿De verdad no es tu responsabilidad tomar acción?
Existen aun más y más tipos de excusas, pero siempre el objetivo es que las reconozcas cuando aparecen para sobreponerte a ellas.
¿Cómo sobreponerme a las excusas?
Cuando tengas una increíble excusa para justificarte, deténte por un momento y analiza tu pensamiento.
Pregúntate: ¿En verdad es así?, ¿existe algún otro motivo?, ¿por qué creo que me siento así?…
Reconocer implica crecimiento personal y lo mejor es que podrás sobreponerte a estas excusas cuando reconozcas que así son.
Esto es lo que tienes que hacer para sobreponerte a las excusas:
Por ejemplo:
Tu plan inicial es ir al gimnasio y comenzar a incorporar el hábito de hacer ejercicio. Es una tarea incómoda para tu cerebro, por lo que se resiste al cambio. Dando esta excusa para posponer la actividad.
- ¿Por qué quiero posponer ir al gimnasio? “Estoy muy cansado. Por eso mejor me recostaré en el sofá”
- ¿Se trata de una excusa? «Probablemente sí»
- ¿Qué puedo hacer que sea fácil para sobreponerme a esta excusa? «Me pongo la ropa deportiva primero y después me recuesto en el sofá»
- Cambiarte de ropa puede retrasar ese impulso de querer recostarte y te motiva a pensar: «Ya tengo la ropa puesta, y como me siento cansado iré solo 15 minutos al gimnasio y regresaré a descansar»
- ¡Felicidades lograste sobreponerte a tus propias excusas!
Recuerda que la incomodidad es pasajera, una vez que el hábito este incorporado en tu vida, todo es mucho más fácil y no requerirá esfuerzo de tu parte.
¿Cuál es la excusa creativa que has usado? Compártela conmigo escribiendo ahora en los comentarios.
¡Qué no te crezca la nariz de Pinocho!
Sobreponte a tus excusas y deja de mentirte a ti mismo a partir de ahora.
¿Qué excusa vas a dar para no compartir este artículo?
¡Excelente artículo! Muy cierto todo lo que mencionas, la zona de confort es muy canija y no es fácil soltarla, me sucede mucho lo del miedo al cambio, miedo a fracasar y la falta de paciencia para ver resultados, los quiero ver muy rápido y como no los veo, genero la excusa de que «ahhh pues no está funcionando (en el caso de ejercicio y comer mejor) entonces me rindo fácil y dejo de hacer el ejercicio y comienzo a comer mal.
Claro, a todos nos ha pasado. Pero, una vez identificado todo es más fácil, incluso salir de esa zona.
Muchas Gracias por leer y por tu comentario Erick. Un saludo
Me gusta tu blog. Felicidades! 🙂
Muchas Gracias por leer Andrea, un saludo.
Me gusta el artículo. Desde luego todos las «excusas» que enumeras las hemos empleado todos muchas veces. Yo el primero. Ganas no me faltan para cambiar de habitos a otros más «saludables» y que reconozco que el efecto en mí sería muy beneficioso. Pero en cuanto los empiezo, no pasa ni dos días cuando surgen en mi las excusas. Desde «hoy hago una excepción y mañana continuo»; pasando por «no me ha quedado más remedio…» y desde luego el «no tengo tiempo…» .
Lo de la falta de tiempo puede que, en algunas ocasiones, sea verdad. Con la cantidad de cosas que tenemos programadas (y las que surgen ) diariamente, encajar una más de forma rutinaria, resulta a veces complicado.
A mí me pasa mucho que actuo por impulsos y que, a veces, son más fuertes que mi voluntad de no hacerlos. Luego me queda una sensación de «culpabilidad». Y a continuación me prometo que al día siguiente será distinto y que no haré ninguna escepción. Y así siempre (como una especie de bucle) en la que no hago más que tener la mejor intención de cambiar y a continuación volver a caer en la excusa.
Un saludo.
Hola lio. Muchas Gracias por leer y por tu comentario.
Es tan cierto lo que dices. Todos queremos transformarnos en una mejor versión de nosotros mismos, pero cuando llega el momento para actuar «algo» frena la dinámica de flujo. Generando culpa y decepción, como un círculo interminable.
El tiempo, en algunos casos, si es un impedimento, pero siempre habrá horas en el reloj para hacer lo que tu quieres hacer. No hay que tener tiempo, hay que sacar el tiempo.
Yo te recomiendo que empieces tu meta, con una acción muy pequeña, algo que sea muy fácil y no requiera esfuerzo. De tal forma que esa «excusa» se vuelva extremadamente difícil de plantear.
Un abrazo
Para no hacer ejercicio hoy, invente la excusa de que estaba lloviendo y no lo puedo hacer en mi casa porque es muy chica. Y tambien me di permiso para comer lo que queria porque «estoy en mis dias».
Me encaaaanta el blog, me sieve muchisimo y lo leo cada vez que puedo. Gracias!!
Son de las excusas más típicas!
Muchas gracias por leer Nahir y por tu comentario.
Un abrazo.
Para no trabajar o hacer algo importante digo que voy a hacer otra cosa mas fácil o menos importante primero para ir «calentando» luego se me pasa el tiempo en muchas de esas tareas y no hecho nada de lo importante. Al final me siento muy mal conmigo mismo y entro su circulo vicioso que increíblemente se repite día tras día. 🙁
Mi excusa más frecuente: NO TENGO TIEMPO. Y la verdad el tiempo que me sobra es para descansar del trabajo tan pesado que he realizado. Como dice la Biblia: Mi espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Quiero hacerlo… pero el trabajo… quiero hacerlo… pero estoy cansada. Y es un círculo vicioso que no he podido romper.
Oops creo que mi excusa siempre ha sido, si lo hago hoy, mañana entonces qué hago? Es una cruda realidad.
Gracia por el articulo ademas de ser muy cierto, tambien contribuye a despertarnos a nosotros mismos y dejar a un lado los pretextos.
Saludos!
Mis excusas que son muchas, por ejemplo, «luego lo hago», «mañana termino», me equivoco en algo o hago algo mal y empiezo a dar evasivas para quitarle importancia o cambio de tema, pero es que me sale inconscientemente y eso me llega a agrandar el problema en vez de afrontarlo desde el principio y decir si e sido yo, si es mi culpa. No se si le pasara a alguien mas o le a pasado, si es así me gustaría que me dieran algun consejo para evitarlo porque cuando lo suelto digo valla gilipolleces he dicho.
Y no es por mala educación como algun@s pensaran seguramente, porque mis padres siempre me ha dicho que admitir los errores no es de cobardes, que es mejor ir con la verdad por delante.
Yo tengo la excusa del ‘porque soy vaga’ y no sé como salir de esto . Es como decir ‘no lo hago por mi naturaleza y esto no cambiará haga lo que haga’… Y por ahí asoma la depresión… Y el tipo 7 del eneagrama…
Tengo una sobrina que siempre se olvida de comunicarse conmigo y cuando lo hace siempre ha tenido un problema ( X ) y me dice y aqui esta siempre su ( MEGA EXCUSA ) manana nos hablamos, pero como esta excusa ya la conozco, porque ese manana es muy lejano dejo de comunicarme con ella, para ver si recapacita pero en realidad creo que ni se acuerda de lo que prometio, a diario esta en facebook creo que ese lugar es mejor que el vinculo familiar, pero el dia de manana cuando uno no estara en este mundo ahi vendran, los llantos inventados y el amor que nunca han demostrado cuando ya no tienen razon de ser, que yo lo califico como teatro barato!